Recuerdo la primera vez que coincidí con él en My Way y percibí que estaba pintando, simplemente se me escapó. Fue una de esas fotos que quedan atrás. El ya se iba.
En un mundo rodeado de un postureo tan idiota como creer que de la mediocridad de no marcar absolutamente en nada la diferencia puede sacarte, publicar una foto en la playa de «lepe» o enseñar tus nuevas gafas de marca irrelevante fabricadas en algún lugar del mundo subdesarrollado donde los derechos de las personas son un anhelo, se hace aún más extraño, único y preciado encontrar un artista que no necesita más que ser el mismo, que no necesita más que ser Arturo.
Mientras las cosas ocurren, los artistas interpretan, la gente escucha, otros siguen sin encontrar la paz del silencio y la capacidad de reencontrarse con ellos mismos sin comprender que es en silencio percibiendo a los demás como crecemos, el artista dibuja, inmortaliza ese momento, los sentimientos, las miradas, las personas que han dejado lo que tienen en el escenario y no necesita más.
¿Hay algo mas bello en nuestra existencia que ver como una persona se siente viva, ser capaz de acallar los ruidos de la vida diaria y que esa persona te contagie de luz y de vida.? Gracias Artista, gracias Arturo